Originales inéditos confirman datos relevantes
Documento de compraventa de 1807 y
nombramientos militares firmados por Rivadavia y Oribe
A raíz de una publicación realizada tiempo
atrás en este mismo blog, titulada “Coronel Marcelo Barreto, soldado de lapatria” , la que tuviera de forma directa una serie de repercusiones que
“picaron” aún más mi curiosidad acerca del singular personaje de referencia,
expandí mi búsqueda de datos y con la ayuda y colaboración de algunos colegas y
amigos, hoy estoy en condiciones de compartir información poco conocida,
respaldada en viejísimos documentos originales que tuve a la vista y de los
cuales conservo celosamente copias testimoniales.
Los documentos que mencionaba y que trataré
de sintetizar en el limitado espacio disponible, se pueden repartir en tres
áreas principales, que para su mejor conocimiento y estudio, presentaré a
continuación, en forma cronológica, los dos primeros, dejando el siguiente para
una próxima nota.
Ilustracion de Besnes e Irigoyen - Bibliotea Nacional del Uruguay |
En Olimar desde principios del siglo XVIII
Aunque que
la ubicación y área son bastante difíciles de identificar con exactitud como
consecuencia de lo imprecisos de los límites descriptos en el documento, la
sola mención de algunos de ellos da una idea de un área de gran magnitud.
Concretamente, al respecto, el documento en forma textual expresa:
“por la parte del Oeste linda con Dn. Juaquin Pereira de la Lus siendo
la devisa una linia que se deberá hechar de una punta que hace el Olimar a una
Laguna que se alla en riba de una cuchilla donde tenia ante mi rodeo de ganado;
desde dicha laguna linia recta a Los Corrales donde mismo hace barra una cañada
que le dicen el Sarandí, y por la parte del sud linda el mismo arroyo de los
Corrales abajo hasta encontrar una islita redonda que se alla antes de llegar
aotras islas grandes, donde tengo poblado un puesto, por la parte de Leste
linda con los terrenos de mi propiedad, debiéndose entender por devisa una
linia que se hechará de un lugar que se alla en Olimar llamado las barrancas,
de la punta de ellas rumbo recto a la dicha islita que se alla demarcado en los
referidos Corrales, y por la parte del Norte Olimar Grande siguiéndose este
hasta encontrar la punta de la primera demarcación”.
El documento
prosigue con la estipulación del precio de “cuatrocientos pesos corrientes a
cuya quenta tengo recibidos doscientos ochenta y un peso corriente y para que
conste el trato celebrado como lo recibido a dicha quenta doy el presente
documento en la Costa de Olimar el 2 de abril de 1807” y la firma muy clara de
Benito López. Un poco más abajo, y en
letra menuda, el propio López escribe y vuelve a firmar: “quedo satisfecho de
toda la cantidad de cuatrocientos p q costa esta venta. Olimar abril 3 de 1810”.
Mayor
seguridad aún –si se quiere- de la veracidad y originalidad de este documento
de compraventa celebrado entre partes y sin la intervención de autoridades ni
registros oficiales, la proporciona una anotación en su dorso, donde los
titulares de una llamada “Comisión revisadora de los títulos y documentos de
terrenos de la 6° sección del departamento de Minas”, aseguran haber
“extractado” los datos del documento presentado por la señora Teodora Medina de
Barreto, anotación fechada en “Gutiérrez, 29 de marzo de 1857” y firmada pos
sus integrantes, el constituyente y vecino de la zona Cipriano Payán, el
comisario Francisco Martínez.
En el mismo
expediente donde se encuentra el documento antes descripto, hay otro
relacionado, fechado en el año 1834, que también es un papel manuscrito de un
trato privado sin intervención oficial, también refrendado por la comisión
antes mencionada encabezada por Payán, mediante el cual consta que Marcelo
Barreto le compra a sus madre Ana Ferreira y hermanos Isidro y Francisco
Barreto los “terrenos” de la sucesión dándole además la libertad a una esclava
llamada “Juana Mozambique”, que se aclara “debiendo ser declarada en cuyo
inventario”, refiriéndose al inventario de conciliación de los herederos. Este
escrito está firmado como testigo por su redactante, Manuel Acosta, quien
además figura como apoderado de las partes.
Añadiduras a la carrera militar de Barreto
Otros de los
documentos que referentes a Barreto me han sido confiados, tienen que ver con
su actividad militar, que aunque innegable antes y probada con los oficios,
cartas y comunicaciones que existen en la Sala de Materiales especiales de la
Biblioteca Nacional y de los que en el artículo anterior dimos cuenta detallada,
quedaban algunas dudas planteadas.
En efecto, en
nuestro escrito anterior dejábamos entrever la duda de algunos prestigiosos
historiadores respecto a la participación de Marcelino Barreto en el cruce de
los Andes con el ejército libertador argentino que otros le atribuyen, y esta nueva información
relevante de su accionar militar tampoco es suficiente para confirmarlo.
Uno documento más destacado, es el nombramiento firmado por el Primer Presidente de la
República de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Bernardino Rivadavia,
quien refrenda a D. Marcelo Barreto en el grado de Teniente Primero que actúa
“en la segunda compañía del segundo escuadrón del Regimiento de milicias de
Dragones Libertadores” con antigüedad retroactiva al 25 de mayo de 1825. El
despacho de referencia, fechado en Buenos Aires el 30 de diciembre de 1826 y
como mencionamos firmado por Rivadavia, tiene además la firma del entonces
Secretario de Guerra General Francisco de la Cruz.
La
importancia de este nombramiento en la construcción de una teoría que sostiene la hipótesis de la participación de Marcelino Barreto en hechos bélicos allende
la cordillera, es innegable. Habiendo nacido en 1795, como es sabido, a la
fecha del nombramiento contaría con 31 años de edad, y de acuerdo al alto grado
obtenido seguramente con vasta experiencia militar, vida a la que casi con
seguridad debe haberse sumado al influjo de las luchas independentistas.
A pesar de ello, el Cuerpo de Dragones Libertadores que integra en la fecha no registra
participación como tal ni en el llamado Ejercito de los Andes al mando de San
Martín en la campaña a Chile ni en el posterior bloque confirmado para la
Expedición al Perú a partir de 1820, aunque las hipótesis de historiadores previos, no descartan la participación de
Marcelino Barreto en esas incursiones. Hay informes de las acciones de los Dragones, por
ejemplo, donde referentes del tema aseguran que “a principios de 1822 San Martín
decidió disminuir ese cuerpo y crear el Regimiento Río de la Plata”, integrado
fundamentalmente por patriotas criollos con algunos de los Dragones, pero todo sigue en el plano de la especulación. La teoría contraria, sostenida fundamentalmente por el estimado estudioso Amilcar Brun Almiratti, es tan lógica que rompe estas consideraciones, basando la misma en una sola pregunta: ¿Si Barreto andaba de guerra por lugares tan lejanos en campañas que duraban años, porque hay varios hijos de la pareja Barreto Medina nacidos en esas fechas coincidentes e inscriptos en la vecina ciudad de Yaguarón, donde se refugiaban las familias de esta zona en esos tiempos de guerra y barbarie?.
Otro
documento que si bien no tiene que ver con la participación del coronel en
tierras extranjeras, pero si con su carrera castrense, y poco conocido, es el
nombramiento realizado diez años después, en 1836, por el Presidente Manuel
Oribe, quien le asciende de “teniente coronel comandante de la Guardia Nacional
del departamento de Cerro Largo” al grado de Coronel, manteniéndole al frente
de la misma fuerza.
Eran tiempos
relativamente pacíficos, y Barreto había demostrado profesionalismo y
eficiencia formando parte del ejército nacional de línea, sirviendo tanto al
mando del primer presidente Rivera, como del segundo, Oribe.
Luego vendrá
la Guerra Grande, en la cual Barreto toma partido por el bando de Oribe,
ocupando puestos de distinta relevancia, destacándose su actividad en la
importante batalla de India Muerta, donde diversas fuentes hablan del
hostigamiento previo por parte de las fuerzas de Barreto a la retaguardia
riverista. En ocasión de la batalla propiamente dicha, como ya informamos en el
artículo anterior, solo ocupó puestos de reserva sin llegar a entrar en
combate, pero no es descabellado suponer que integró las fuerzas que al mando
de Dionisio Coronel persiguieron la huida de Rivera hacia el Cebollatí primero
y hasta el propio río Yaguarón después, el que como es sabido logra cruzar
desnudo y vencido esperando recomponer fuerzas y volver a nuestro país para continuar
la lucha.
Ver Gaceta Mercantil N° 6080 del 10 enero 1844 (disponible en formato digital en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno - Buenos Aires) parte del coronel Marcelo Barreto sobre un hecho de armas ocurrido el día 1 de enero.
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