domingo, 22 de marzo de 2020

y los ingleses "calentitos"..

El "apacible Olimar" derrumbó el puente de la vía antes del primer año de uso




                                                A poco más de seis meses de haberse inaugurado la Estación de Ferrocarril de Treinta y tres y con ella el comienzo de los viajes regulares de pasajeros y carga con destino al resto del país conectado por la vía férrea, una gran creciente del río Olimar que se venía gestando, según informaciones de prensa de la época, desde el mes de mayo, literalmente “se llevó” parte del puente que se había construido para comunicar las dos riberas.
                                                   En efecto, ya en una publicación (cuyo recorte fotografiado se acompaña), realizada en El Comercio el 25 de mayo de 1912 se anunciaba que la creciente había afectado los terraplenes de los puentes y que se esperaba más agua. Textualmente, la nota titulada “La lluvia”, dice:
“Los alrededores de la Villa nada tienen que envidiar a Venecia, la ciudad de las góndolas, pues varias casas construidas en las inmediaciones de la estación se han visto cubiertas completamente por el agua. La creciente ha sido enorme.Nuestro pintoresco Olimar se ha enfurecido con los puentes y terraplenes ferroviarios, ocasionándoles desperfectos considerables.A pesar de todas estas lindezas, S.M. el tiempo no desarruga el entrecejo: todavía, con cara adusta, nos da a entender que aún no ha descargado sobre nosotros toda el agua que nos tiene destinada. Esperémosla.”
                                                 Un par de meses más tarde, el 27 de Julio, el mismo periódico, en otra nota muy interesante,  porque apenas es casi un “suelto”, informa del “resentimiento atroz” de los ingleses con el río a causa de los daños. En nuestro tiempo, esa noticia habría sido nota de tapa del diario, con cobertura especial y búsqueda de culpables incluida.



                                                  Otro hecho que a mi particularmente me llama la atención de la referida nota,  cuya fotografía también acompaña estas líneas, es la calificación del río que empiezan por valorarlo como “apacible”, como 60 o 70 años más adelante le llamaría una popular canción de Víctor Lima interpretada por Los Olimareños.
                                                  Transcribo también esta corta nota, que es además la confirmación documental que he podido encontrar del derrumbe del puente, ya que nunca respondieron a pedidos que reiteradamente he realizado al sector de archivo histórico de AFE documentos oficiales que lo avalen.
                                                   En fin, la nota de referencia, se titula “La creciente”, y dice así:

“El apacible Olimar que, al parecer, solo se presta para ser objeto de la admiración popular por su mansedumbre patriarcal, este invierno se ha mostrado hosco y malhumorado, con cara de no querer amistades con los puentes y terraplenes de la vía férrea.
Recientemente, por efectos de la última creciente,  se derrumbó el puente del Paso de la Arena encontrándose por tal motivo, los señores ingleses con un resentimiento  atroz contra el pintoresco Olimar. Pero los perjuicios, desgraciadamente, no corren solo por cuenta de la empresa, pues los viajeros tienen que verse en la necesidad de ir a tomar el tren a una distancia de cinco kilómetros pagando el mismo precio que si lo hicieran en la estación.
Es de suponer que hasta el verano estaremos en esas condiciones.”



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