miércoles, 13 de diciembre de 2017

Cuadros policiales del 95

Nombramientos y detalles

Apenas comenzado su mandato, en el otoño de 1894. El Jefe Político y de Policía de Treinta y Tres, Antonio Pan, dispone la remoción de algunas jerarquías policiales, con el fin de sustituirles con personal de su confianza.


Con tal motivo, y justificando su decisión además de buscar el beneplácito del gobierno nacional para los nuevos nombramientos, en  abril de ese año remite una extensa misiva dirigida al Ministro de Gobierno de turno, que creo merece ser transcripta en su totalidad porque ilustra usos y costumbres de la época, y que expresa textualmente:

Treinta y Tres, abril 24 de 1894.-

Exmo. Señor Ministro de Gobierno
Dr. Dn. Miguel Herrera y Obes

Exmo. Sr.:
Tengo el honor de comunicar a Ud. que habiendo los comisarios de algunas secciones  de éste Departamento elevado sus renuncias a ésta Jefatura del cargo de los puestos que desempeñan, vengo a proponer a VE para llenar esas vacantes, a las personas siguientes:
Para Sub Comisario de la 1º Sección Urbana al ciudadano Dn. Valentín S. Rigos en reemplazo del Alférez Dn. Esteban Carrasco que lo desempeñaba interinamente; para Comisario de la 1º Sección Rural al ciudadano Dn. Gabriel Muniz en reemplazo del Alférez  Dn. Francisco Barboza; para Comisario de la Policía Volante al ciudadano Dn. Eduardo Cosse, en reemplazo del Capitán Dn. Pedro Guevara; para Sub Comisario de la 1º sección Urbana al ciudadano Dn. Sixto Macedo en reemplazo del alférez Dn. José Antonio Alcarraz.
Esta Jefatura, Exmo Sr., se ve también en la imperiosa necesidad de pedir el cese también de los comisarios de la 2º y 6º Sección  por mantener éstos el habito de ebriedad; los de la 3º y 7º por ser completamente nulos para desempeñar sus puestos.
En virtud de las razones indicadas, esta Jefatura, Sr. Ministro, no puede ni debe mantener en sus puestos a empleados que no saben o no quieren cumplir con sus deberes, olvidando el decoro que su propio carácter les impone, por cuya razón se hace necesario para el orden de la buena administración que VE se digne aceptar las referidas propuestas y el cese de aquellos comisarios por las causas ya expresadas.
Propongo para sustituir al comisario de la 2º Sección al  Teniente Dn. Ramón Santellán en reemplazo del Teniente Dn. Antonio Prieto, para sustituir al comisario de la 3º Tte. Dn. Marcos Bodean al Sargento Mayor Dn. Bernardo Berro, para sustituir al comisario de la 6º sección Tte. Dn Pantaleón Rodríguez al ciudadano Dn Galo Fernández, y para sustituir al comisario de la 7º sección Sargento Mayor Dn. Manuel Vica, al Teniente 1º Dn. Eduardo M. Avegño.
Esperando de VE la aprobación que corresponde         para las propuestas hechas, saluda VE a quien Dios Gde Ms Años

                          Antonio Pan

Esta comunicación, cuyo original se encuentra en el Archivo General de la Nación, está acompañada en el expediente archivado junto a un telegrama mediante el cual Pan intenta “apurar” la decisión ministerial.
El telegrama del Telégrafo Oriental –cuya copia fotográfica adjuntamos- , dice:
“Ruego a VE se sirva designar a la brevedad posible las propuestas hechas por esta Jefatura, a fin de poder organizar el personal policial. Entre los propuestos, va el joven Gabriel Muniz, recomendado de VE. Como ignoro donde vive, ruego a VE le ordene se venga.
                                        Lo saluda
                                                                           Jefe Político”

El raconto de este episodio, quizá menor para muchos, viene al caso con el motivo central de esta nota, que es confirmar la integración del cuerpo policial de Treinta y tres en el año 1895, según la Memoria publicada por Antonio Pan en 1895.
 En sus últimas páginas, el libro publica un cuadro donde figuran “Personal actual de la Jefatura Política del Departamento de Treinta y Tres y sus dependencias”
En la Oficina Central:
·         Jefe Político                Don Antonio Pan
·         Oficial 1º                                Don Blas C. Martínez
·         Auxiliar                                  Don Leónidas Braga
·         Auxiliar 2º                              Don José María Bas
·         Comisario de órdenes            Don Olegario Sánchez
·         Médico de Policía                  Dr. Don Manuel Cacheiro
·         Capitán – Ayudante               Don Raymundo Labraga
·         Alcaide – Escribiente             Don Aníbal Cordero
·         Maestro Banda de Musica     Tte. 1º Don. Justino Klein
·         Sargento de órdenes               Don Gregorio V. Más de Ayala
·         Portero                                               Don Andrés Vazquez

En la Compañía Urbana:
·         Sargento Mayor                     Don Adolfo F. Amen
·         Capitán                                   Don Augusto B. Pirez
·         Subteniente                            Don Alfredo Rovira
·         Subteniente                            Don Juan P. Amen
·         Subteniente                            Don Alfredo Gómez
Tropa: 1 Sargento 1º
            2 Sargentos 2º
            2 Cabos 1º
            3 Cabos 2º
            2 Clarines
            2 Tambores
            38 Guardiaciviles

En las Comisarías Seccionales:
            PRIMERA URBANA
·         Comisario de la 1º Sección Don Gregorio M. Ayala
·         Comisario Volante Don Eduardo Cosse
·         Subcomisario Don Gerardo Rosano
·         Subcomisario Don Nicolás Acosta
·         Subteniente 2º Don Pablo Pearse
1 Sargento 1º, 2 Sargento 2º y 14 guardiaciviles

PRIMERA RURAL
·         Comisario Don Emilio Arteaga
1 Sargento 2º, 1 Cabo 2º y 6 guardiaciviles

            SEGUNDA SECCION RURAL
·         Comisario Teniente 1º Don Ramón Santellán
·         Subcomisario Don Damacio Acosta
·         Escribiente Don Teodoro Viana
1 Cabo 1º y 11 guardiaciviles
TERCERA SECCION RURAL
·         Comisario Sargento Mayor Don Bernardo G. Berro
·         Subcomisario Don Francisco Bodean
10 guardiaciviles

CUARTA SECCION RURAL
·         Comisario Don Garibaldi Rodríguez
1        Sargento 1º, 1 Cabo 1º, 10 guardiaciviles

QUINTA SECCION RURAL
·         Comisario Don Maximiliano Taborda
1 Sargento 1º, 1 Cabo 1º y 10 guardiaciviles

SEXTA SECCION RURAL
·         Comisario Interino Don Félix Solano
1 Sargento 1º, 1 Cabo 1º y 11 guardiaciviles

SEPTIMA SECCION RURAL
·         Comisario Teniente 1º  Don E. M. Avegno
·         Escribiente Don Aurelio Amorín
1 Sargento 1º, 1 Cabo 1º y 10 guardiaciviles

Así estaba constituida en definitiva la Policía departamental de fines del siglo XIX, según las fuentes nombradas.





domingo, 10 de diciembre de 2017

En Treinta y Tres, ante la revolución del 97...

144 hombres reforzaron la policía de las 7 seccionales 


                                   Desde los últimos meses de 1896, se venía preparando una nueva revolución blanca en el país.
                                   Ya habían corrido por todos los hogares del país los rumores de un nuevo levantamiento, encabezado por Aparicio Saravia, que ante el argumento del Directorio blanco de la falta de dinero, literalmente “les tiró” los títulos de sus campos y los de sus hermanos “Chiquito” y Mariano, expresando la consabida frase:  “Prefiero dejar a mis hijos pobres pero con patria y no ricos y sin ella”.
                               
                                 Haciendo caso omiso a las reticencias de los dirigentes del partido, encabezando una partida de apenas ochenta hombres, a fines de noviembre, el caudillo blanco lanzó una proclama llamando a las armas contra el gobierno, y aunque llegó a reunir un millar de hombres en poco más de una semana, el verse en clara desventaja ante algunas escaramuzas con fuerzas del gobierno y la demora en llegar apoyos y armamento, determinaron que se refugiara en Brasil a la espera de mejor oportunidad.
                                    En el país continuaba latente la amenaza de guerra civil, y los gobiernos departamentales recibieron instrucciones de reforzar sus policías a la espera de los acontecimientos.
                                    La de Treinta y Tres, no fue la excepción, y entre los papeles que se conservan en los anales del Archivo General de la Nación (AGN) del año1897, se encuentra la comunicación realizada por las autoridades treintaitresinas al Ministro de Guerra, conteniendo la nómina de ciudadanos movilizados al amparo de esa orden, que fueron en el mes de enero de 1897 un total de 144 personas, con un costo total de casi 2100 pesos mensuales.

                                      Los documentos de referencia, dividen los movilizados de acuerdo a la seccional donde prestarían funciones, y de acuerdo a ellos se contrataron 50 personas para la seccional 1º, 10 para la segunda, al igual que la quinta; 12 en la tercera, 18 en la séptima y 26 para la sexta, siendo la de menos personal contratado la seccional cuarta.
Las nóminas por seccional, son las siguientes, y seguramente más de uno de nosotros reconocerá el nombre de algún antecesor:


1º Sección Rural

Alférez Francisco Antúnez
Alférez Benigno Cabero
Alférez Eladio Eguren
Alférez Eustaquio Muniz
Sargento 1º Isidoro Juárez
Sargento 2º Luis Umpiérrez
Cabo 2º Quintín Goicochea
Cabo 2º José Casteriana
Cabo 2º José Peña

                        Eustaquio Medina
Bartolo Pintos
Marcelo Bas (hijo)
Leopoldo Medina
Ciriaco Suarez 
Manuel Castro
Isidro Cal
Alejandro Pintos
Victoriano Medina
Gregorio Larronda
Braulio Lapaz
Antolín Deleón
Malaquías Olivera
Octaviano Pintos
Anacleto Larronda
Modesto Rivero
Asención Ubaldo
Robustiano Arévalo
Concepción Méndez
Nicasio Alvarez
Maximino Castro
Andrés Miraballes
Dionisio Urán
Fabio Mier
Vicente Mier
Gabino Orsi
Indalecio Rivero
Santiago Nabeira
                        Pablo Mariños
                        Abel Plada
                        Rafael Plada
                        Elías Pallote
                        Doroteo Cabrera
                        Antonio Rodríguez
Añadir leyenda
                        Rafael Casteriano
                        Ramón González
                        Geraldo González
                        Justiniano Deleón
                         Manuel Cabrera
                         Vitalino Pereira
                        Emilio Arteaga


2º Sección Rural

                                Fernando Olivera
Ramón Aguilera
Felipe Sequeira
Juan Téliz
Sebastián Muñoz
Gil Viana
Cándido Pérez
Juan Mª Téliz
Edmundo Miraballes
Felipe López

3º Sección Rural

                                Casiano Taborda
Lorenzo Sosa
Juan Fernández
Casalio Santos
Adonis Dutra
Luciano Méndez
Luciano Gaitán
Marcos Hernández
Juan Silva
Juan Machado
Enrique Méndez
Benjamín Cano

4º Sección Rural

                         Marcelo Castro
Paulino Santellán
Manuel Pinetti
Mónico Pinetti
Manuel Olivera
Miguel Reyes
Manuel Duarte
P… Alvarez

5º Sección Rural

                            Ruperto Damián
Maximiano Franco
Modesto Oxley
Pedro López
Cayetano Lago
Valerio Medina
Gregorio Sosa
Eduardo Hoz
Caraciolo Villar
Isac Dominguez

6º Sección Rural

Teniente Juan Silva
Alférez Atanasio Pellejero
Alférez Melitón Gutiérrez

                  Jacinto Torres
Santos Torres
Martín Alaniz
Sixto Ramallo
José Perez
Eugenio Mieres
Eustaquio Gutiérrez
Benigno Gutiérrez
Hilario Gutiérrez
Fortunato Gutiérrez
Luis Molina
Isidoro Charquero
                                Cosme Soto
                                Agustín Píriz
                                Felipe Ramírez
                                Ignacio Anchorena
                                Lorenzo Mendieta
                                Anselmo Caldas
                                Juan Portillo
                                Juan Vega
                                Gil Segovia
                               Carlos Iturralde
                                Atanasio Lacuesta

7º Sección Rural

Alférez Gabino Puerto
Sargento 1º Ramón Escobal
Sargento 2º Agustín Madruga
Cabo 1º Juan L. Contrera

                Juan María Rivero
Rosa Quináz
Cirilo Machado
Juan Bergara
Gabriel Carabajal
Victor Ruiz
Eduviges Colmán
Eleodoro Villalba
Sandalio Sigales
Antonio Nuñez
                                Atanasio Carabajal
                                Isabelino Silvera
                                Teodoro Nuñez 
                               Manuel Pereira

miércoles, 20 de septiembre de 2017

133 de 33

Ante un nuevo aniversario de nuestro departamento

                                                                Un día como hoy, 20 de setiembre, pero hace 133 años, en 1884, el entonces Presidente de la República General Máximo Santos, cumpliendo una perseguida aspiración de lugareños encabezados por Lucas Urrutia, firmó el decreto de creación del Departamento de Treinta y Tres, tomando tierras de los vecinos departamentos de Lavalleja (entonces Minas) y Cerro Largo, y designando a nuestra ciudad como su capital.

                                                               En el artículo primero del mencionado decreto, se establecen los límites departamentales: AL NORTE el Arroyo Parao desde sus nacientes hasta el límite exterior del llamado “rincón de Ramírez”; desde dicho límite hasta el Río Tacuarí; este río aguas abajo hasta su desembocadura en la Laguna Merín.
Presidente Máximo Santos
                            AL ESTE. La ribera de la Laguna Merín desde la barra del Tacuarí hasta la barra del río Cebollatí, y siguiendo el curso de este río aguas arriba hasta la barra del Arroyo Corrales.
                           AL SUR: el Arroyo Corrales desde su barra con el río Cebollatí hasta sus nacientes, un rumbo desde dichas nacientes hasta la barra del Arroyo Averías en el río Olimar Chico, y desde dicha barra de Averías, siguiendo el mismo Olimar Chico hasta sus nacientes en la Cuchilla Grande.
                           AL OESTE: la Cuchilla Grande en toda su extensión desde las nacientes del Olimar Chico hasta las nacientes del Arroyo Parao.

                                                              En el artículo segundo, establece una contribución especial de los pobladores del nuevo departamento por el espacio de 3 años para solventar los gastos de instalación, y el tercero establece la obligatoriedad del nuevo departamento de contar en las elecciones con dos Representantes Nacionales y sus respectivos suplentes.
                                                                Al tiempo de la fundación, según el libro del Presupuesto Nacional para ese período que se conserva en el acervo de la Jefatura de Policía de Treinta y Tres  y al que tuvimos acceso gracias a los buenos oficios y el esfuerzo mancomunado en la búsqueda de material del comando y personal encabezado por el Jefe de Policía Inspector Víctor Sánchez, el departamento contaba con un personal público, que entre jefes y subordinados superaba los dos centenares de personas.

                                                                Según el mencionado libro, en el ámbito policial, era donde revistaban la mayoría, según el siguiente detalle:
                                 Un Jefe Político y de Policía –que lo fue el Coronel Manuel M. Rodríguez-, un Oficial 1º, un Oficial 2º, un Comisario de órdenes e Inspector de Policía, un Auxiliar, un Alcaide Escribiente, un Médico de Policía y un Portero, en Jefatura, totalizando 8 plazas.
                                  En lo que tiene que ver con el personal de las seccionales, se establece que existían dos Sub Delegados, seis Comisarios de seccional, un Comisario Volante, tres Escribientes, nueve Vigilantes de 1º, once Vigilantes de 2º y noventa y cinco guardiaciviles, o se que en total se empleaban 127 personas.
                                                               En el área administrativa del departamento, la recientemente creada “Junta Económica Administrativa”, (de carácter honorario presidida por Pedro Aguiar),  heredó los cargos rentados de la anterior Comisión Auxiliar que le rendía cuentas a Melo, a saber: un secretario, un escribiente, un Inspector de Salubridad, un portero, un jardinero, y un sepulturero.
                                                                En lo que tiene que ver con la Educación Pública, cuyo Inspector Departamental fue Saturnino Roldán, el Presupuesto de Gastos indica los siguientes cargos, además del nombrado Roldán: un Secretario/Tesorero, un maestro de 2º grado, una maestra de 2º grado, un ayudante para la escuela de varones y una ayudante para la escuela de niñas, en lo que tiene que ver con la capital, mientras que en el área rural, se crean seis cargos de escuelas rurales, entre ellas para las ya establecidas en Isla Patrulla, Yerbalito y Cuchilla de Dionisio , y cuatro cargos apartes para “maestros de frontera”
                                                              Por último, en el plano impositivo, se nombra un Administrador de Rentas – que fue el Capitán Alejandro G. González-, a quien acompañarían tres auxiliares.


                                                              Por su parte, en el plano del Poder Judicial a pesar de que como poder aparte no figura en ese entonces el Presupuesto de Gastos del Estado, cabe recordar que
 el Juez Letrado era el Dr. Pedro Garzón, actuando en la actuaría el escribano Indalecio Rodríguez y Rocha.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Albores del futbol treintaitresino...

1906: Los inicios del balompié olimareño

                                                 Apenas comenzado el siglo XX, el fútbol hizo su aparición en nuestro medio. Impulsado en sus orígenes por “muchachos” de la época al influjo conjunto de la “novedad de moda” proveniente de la capital del país, y de la llegada de un dos grandes contingentes de hombres jóvenes, trabajadores de las obras del Ferrocarril y del Puente Viejo, y el asentamiento del Regimiento 4º de Caballería, que encontraron en el juego un camino eficaz para socializar e integrarse rápidamente a una sociedad joven.


                                               En una publicación realizada por Camilo Urueña en los años 40, el autor cuenta que en una conversación mantenida con el señor José Acevedo, éste le realizó un relato vivo y fiel de los comienzos del fútbol en Treinta y Tres, que el autor recogió y transcribió como testimonio de esos noveles tiempos, procurando, según sus propios conceptos, “conservar todo el sabor de sano entusiasmo y constructiva curiosidad que del relato emana”.
                                             Según contó Acevedo, “era un día de setiembre de 1906, que conversando con Amaranto Carrasco, cuando me interrogó si me gustaba el fútbol y al contestarle que no lo conocía, me explicó más o menos como era el juego. Unos días después y ya varios entusiasmados, a falta de pelota, conseguí en el matadero de “Juan Chico” una vejiga que inflada, sirvió para que diéramos los primeros puntapiés y tuviéramos las primeras nociones del juego”.
                                            Esa práctica, naciente, primeriza del deporte local, se realizó en un terreno baldío propiedad de la señora Sara Ferrer, del que la crónica no establece ubicación exacta. Según otra documentación de la época consultada, la señora María S. Ferrer tenía una propiedad en la intersección de las calles Dionisio Oribe y Pablo Zufriartegui, siendo la única que pudimos encontrar a nombre de Ferrer.
                                          “Para amenizar la “breg” –continúa el relato de Acevedo transcripto por Urueña-, compramos en el boliche de Nicola, por ocho vintenes, un litro de vino francés. Amaranto Carrasco, que estaba empleado en una farmacia y era por lo tanto apegado a las reglas de higiene, hizo una ranura en el tapón y por allí tomábamos. La vejiga resistió unos pocos puntapiés, pero nos divertimos bastante y tuvimos un atisbo de lo que era el juego”.
                               
         “Entonces se pensó en adquirir una pelota de futbol verdadera, pero como el encargo a Montevideo demoraría, compramos una pelota de goma de colores en la casa de Santiago Esquerra, donde hoy está “Macedo y Tomatti. Costó $ 0.90 y con ella se realizó la segunda práctica de fútbol, pero la goma estaba reseca y sirvió menos que la vejiga. Entonces, los noveles aficionados reunimos la suma de $ 5 y los enviamos a Montevideo por intermedio del mayoral Juan Mieres, para comprar una pelota, pasa tientos e inflador. La pelota vino y esa fue la base del comienzo del fútbol”.
                                         Siempre según los recuerdos de Acevedo recogidos por Urueña, los primeros “jugadores” de esas instancias fueron además del propio Acevedo y el ya nombrado Amaranto Carrasco, Casto Herrera, Emilio Zabalegui, Pancho Ungo, Esteban Marchelli, Tomás Grejo, y otros más que escapaban a la memoria del narrador, quien sí recordó que “los primeros palos para los arcos de aquella primer cancha, los hizo Domingo Setra, de la carpintería de Francisco Casañes, y costaron 5 pesos que también se pagaron por medio de una colecta”.


Primera crónica del fútbol local

                                      Algunos meses después de la primavera relatada anteriormente, en el invierno de 1907 y en el marco de las conmemoraciones del aniversario de la Jura de la Constitución, el recientemente formado “Centro Atlético Treinta y Tres” anuncia en la prensa local que inaugurará “su sección fútbol” organizando un “gran partido que se llevará a cabo entre su primer team (cuadro) y otro formado con elementos del Regimiento 4º de Caballería”, estipulando que el mismo tendrá lugar “a las dos y media en el campo que el Centro Atlético tiene arrendado frente a la Plaza General Artigas, donde se ha delineado una hermosa cancha y se ha construido un cómodo tablado para que el público pueda seguir las alternativas del viril deporte”
                                   Publicaciones subsiguientes de los medios locales, dan cuenta de la adhesión a la fiesta deportiva de la Jefatura Política y al tiempo que se aplaude “la actitud de las autoridades locales que estimulan y ayudan a difundir los nobles juegos olímpicos”, anuncian que el juego será inaugurado oficialmente con un palabras del señor Fermín Hontou, quien dará además “el primer impulso a la pelota”.
Foto tomada de internet

                                  La prensa local, además, coincide en destacar el interés que ha concitado en el sociedad el encuentro “sobre cuyos resultados se han hecho tantos comentarios y hasta se han cruzado apuestas”. “El Progreso”, al respecto, aclara “nosotros no comentamos nada porque consideramos que los teams son dignos adversarios uno del otro, y que si el cuadro del Regimiento tiene en su favor el vigor y la resistencia de sus hombres, el Centro Atlético cuenta con una excelente estrategia que puede darle el triunfo. Su capitán Mármora que ha actuado con brillo en Montevideo se encontrará fuera de su rol porque su reciente enfermedad le impide figurar en la línea de ataque, pero aún en la defensa creemos que se desempeñará discretamente”.

El partido

                                         Tal como había sido anunciado con bombos y platillos, el jueves 18 de julio de 1907 tuvo lugar lo que fue el primer partido oficial de futbol registrado en Treinta y Tres.
En la oportunidad, en la cancha ya mencionada, tuvo lugar el encuentro concertado, y la crónica de la prensa local destacó  “la numerosísima concurrencia que superó toda esperanza, pues además de hallarse allí las autoridades se congregaron muchas familias de lo más selecto y el pueblo en masa”
                                        La jornada se inició con las también anunciadas palabras de Hontou, y tras una breve introducción a cargo de la banda del 4º Regimiento que amenizó también el entretiempo, dio comienzo el esperado partido.
                                      “Los teams se presentaron vistosamente vestidos, luciendo el Centro Atlético Treinta y Tres blusa tricolor y el team del regimiento camiseta negra, pantalón blanco y faja roja”, destacaba “Vida Nueva”, que además advertía que “los adversarios se portaron caballerosamente a pesar de haber habido algunos inconvenientes que nosotros atribuimos a la incompetencia en las leyes del juego, no conocido perfectamente por los jugadores ni aún por el mismísimo juez”.
                                       “Vida nueva”, además, recoge la nómina de jugadores de aquel primer cuadro olimareño, el Centro Atlético, que según este periódico estaba integrado por “J. Sanna como Goal keeper; backs Mariano Berro y Miguel Mármora; half backs: Torres España, Grejo y J.M. Suárez; forwards: J. V. Doldán, Macedo, Marchelli, Amaranto Carrasco y A. M. Vallejo”. No pude encontrar en ninguna publicación los nombres de los integrantes del equipo contrario, supongo por el hecho que en su mayoría deberían ser soldados recién llegados a la ciudad y bastante desconocidos.
10 años más tarde, también en Vergara ya había fútbol

                                           La crónica del partido en sí publicada por el periódico “El Progreso” el 25 de julio, transcripta textualmente a continuación, demuestra a las claras el poco conocimiento del juego que existía en el medio, ya que entre paréntesis el narrador explica el significado de cada palabra nueva referente al juego que utiliza.
                                           “Los teams (cuadros) vistiendo vistosos trajes hicieron proezas mostrando habilidad y resistencia; el entusiasmo de los jugadores se traslucía por la cantidad de golpes que se propinaron, produciendo la consiguiente hilaridad en el público que siguió con interés creciente el desarrollo del torneo.
                                           Comenzó atacando con bríos el Regimiento produciendo el primer escrimage (entrevero) delante del goal (valla) del Centro Atlético, pero la defensa del cuadro local conjuró el peligro y desde entonces empezó a desplegar un juego excelente de combinación que le dio el triunfo.
                                           Durante el primer half (mitad) el Centro Atlético consiguió tres goals (tantos), el último de los cuales dio lugar a discusiones debido a la incompetencia del referee (juez) y de algunos jugadores, incompetencia que no se subsana ni con buena fe, ni con la buena voluntad que los guiaba.
                                            El segundo half se llevó a cabo con la misma fineza que el primero, y en él obtuvo el Centro su cuarto y último goal. En nuestro concepto los vencedores tuvieron mejor disposición, llevando varios ataques a la valla contraria. Los dos teams en general demostraron habilidad y resistencia, pero el Centro Atlético tiene más estrategia tanto para el ataque como para la defensa”.
                                            Otras fuentes, señalan que “entre los jugadores del Centro Atlético merecen atención especial el joven Amaranto Carrasco que hizo repetidos dribles (regateos) muy eficaces, y el goalkeeper (arquero) José Sanna que detuvo un penalty-kic (tiro directo) el cual implica un goal hecho, el más difícil de defender, y lo detuvo al pretender pasar la pelota medio metro por encima de su cabeza. Por esto mereció una ovación general. La derrota del team del Regimiento se debe en exclusividad a su goalkeeper que por falta de aptitud dejó pasar el goal por tres veces sin ofrecer ninguna oposición. Del team referido se destacaron los dos backs, que hicieron una defensa brillante, y el capitán señor Cabral”.
                                            A pesar de esta reluciente victoria, algunos días después de este partido, se anuncia la escisión de un grupo de integrantes del Centro Atlético, que deciden formalizar la creación de otra institución llamada Olimar Futbol Club, en cuyas filas formó Amaranto Carrasco, quien tiene así una calidad de triple fundador en el deporte olimareño: del fútbol en sí, del Centro Atlético Treinta y Tres, y del Olimar Futbol Club. Vale destacar que según he podido constatar, ninguna de estas dos instituciones nombradas son los antecesores directos de los actuales clubes Treinta y Tres ni Olimar.


jueves, 17 de agosto de 2017

TVOHoy ... retornos y recuerdos

40 años después...





                                                  TVohoy fue de esas cosas característicamente olimareñas. Un grupo de muchachos embarcados en la casi quijotesca tarea de hacer humor en vivo, sin más experiencia que las payasadas desarrolladas en asados y reuniones de amigos, sin estudios artísticos que avalaran el intento, sin estructura ni fondos ni respaldo: solo ideas, ganas, entusiasmo y la cuota necesaria de temeridad que otorga la juventud y el desconocimiento de la magnitud del proyecto que se encaraba.
                                             Fue así que un 6 de octubre de 1980, en un Teatro Municipal repleto de gente que había concurrido para colaborar con el Liceo Departamental (el único por entonces en Treinta y Tres) que sería la institución beneficiada con lo recaudado, debutó el grupo con un éxito arrollador. 


                                    A la luz de este resultado y a pesar que TVohoy se había conformado con ese único objetivo, para esa única función, se decidió continuar con la actividad, desarrollando nuevos espectáculos, al principio sin variar mucho el repertorio, pero más tarde ampliándolo y si se quiere de alguna manera “profesionalizándolo, con actuaciones en el propio Teatro Municipal,  otras más en el Club Centro Progreso, e incluso exportándolo fuera de fronteras departamentales, en Montevideo, Minas, Chuy, las más recordadas.
                                     El espectáculo consistía en “sketchs”, obras cortas de poca duración, que satirizaban algunos programas de televisión de aquellos días, con libretos propios, armados “a pulmón” en interminables reuniones de ensayos, risas y diversión. Así nacieron, por ejemplo “Morumbí Pregunta”, acto que satirizaba el recordado programa de preguntas y respuestas “Martini Pregunta” que hacía furor en aquellos días. O “Pescado en Carnaval”, sátira de la telenovela brasileña “Pecado Capital”, o “Chicos valores del Tango”, licenciosa versión del afamado programa que por años dirigió Silvio Soldán, e inclusive una versión de un informativo.

Los inicios

                                               Corría el invierno de 1980 cuando comenzamos los ensayos, a veces en casa de alguno de los integrantes, a veces en el salón de actos del Liceo, y otras veces en una casa vacía que se había conseguido a esos efectos, casi en la esquina de Simón del Pino y Felipe Carapé, que luego fue la casa del Partido Colorado.
Fue ahí que se fue afianzando el grupo, integrado en esos inicios por Carlos Facet, Carlos Moreira, Jorge “Corto” Quintana, Miguel “Ratón” Denis, Luis “Flaco” Tabarez, Gustavo “Moroco” Fernández, Nilo Costa y yo, casi que de "agregau".

                                                A medida que iban surgiendo ideas para nuevos “sketchs”, y se acercaba la fecha del debut, también se iba tomando conciencia del esfuerzo que supondría la puesta en escena del espectáculo y de la multitud de detalles que había que afinar. Se fueron convocando amigos y conocidos, generándose una “movida” de algunas decenas de muchachos que se fueron involucrando con la idea. La base fue del grupo de servicios “Cadetes de Interact”, pero además fue necesaria la participación de otra cantidad de gente, además de los “actores” y, nobleza obliga, fue decisiva la participación como coordinador de todos estos esfuerzos la destacada labor de “Carlitos” Facet.
                                        Hacía falta “extras” que cubrieran las necesidades de ambientación de algunos actos, iluminadores para manejar las luces, sonidistas para las cortinas musicales, maquilladoras, utileros, vestuaristas. La ambición de perfección, a medida que se acercaba la fecha, era importante, y los esfuerzos en tal sentido se multiplicaban.

                                                       El sonido quedó entonces a cargo de Sergio “el gordo” Almeida, la iluminación la manejó Ruben Melgarejo; algunas de las chiquilinas de la época oficiaron de maquilladoras y vestuaristas (recuerdo particularmente a Nancy Medina, Mabel Isaza, Marjorie Isaza, Charito de Castro, pero eran algunas más), una veintena de “gurises” tomó parte como extras, y otros tantos fueron los encargados de la utilería para ambientar los distintos actos.

                                                     La utilería fue un capítulo aparte, al menos en lo previo. Quien más o quien menos trajo algo de su casa, pero además hubo que conseguir “por todos lados” desde alguna prenda de ropa hasta los más variados instrumentos musicales que se usaron tanto para conformar una orquesta sinfónica para el sketch que se denominó “Sinfónica Jazz”, como los necesarios para la orquesta del “Chicos Valores”: violines, viola, violonchelo, tubas, trombones, saxos, percusión, bandoneón, etc. Hasta hubo alguno, como el “Ratón”, que trajo el propio living de la casa para el sketch de la novela.
                                                     Y llegó el momento del debut tan ansiado y temido. La tarde previa, en un caótico “ensayo general” se intentó ultimar detalles, y quedó todo aceptablemente pronto, hasta unos impecables “programas” que se entregaron con la entrada, confeccionados en serigrafía por el recientemente fallecido Sergio Denis. 

                                                    Pero los imprevistos existen y por motivos particulares, Nilo Costa se vio impedido de participar, y sobrevino una pequeña crisis, que se subsanó rápidamente con el reparto de sus personajes y recuerdo muy especialmente los nervios del “Corto” que casi sin ensayo, tuvo que hacerse cargo del presentador del primer sketch de la noche.

                                                      Ya en este primer acto, se generó la primer anécdota de tantas. El sketch se trataba básicamente de la parodia de un conocido programa musical de televisión donde fallaba el artista principal y aparecía sorpresivamente el comedido de siempre que sobre la marcha conseguía un reemplazo. El “Corto” oficiaba de presentador del programa, y el “Ratón” era el encargado de solucionarle el problema. Para crear un golpe de efecto en el ingreso a escena de este último, la idea original era que se lanzara en una cuerda desde bambalinas en el piso superior, pero la altura era tal que se temió un accidente, y hubo que cambiar de idea, decidiéndose que el “Ratón” se ocultara en el sitio reservado para el “apuntador”, que tiene una trampilla por la cual se accede al escenario, y que en el momento justo se abriría sorpresivamente y de ella emergería el actor, que se tuvo que esconder antes que empezara a ingresar la gente a la sala. Todo transcurrió por los carriles previstos, lográndose un buen golpe de efecto, pero la falta de experiencia o una distracción hicieron que nadie volviera a cerrar la trampilla. El “espectáculo salvador” que se ofreció en el sketch, era una versión del grupo musical “Village People”, que se caracterizaban por el vestuario de sus integrantes, que se vestían uno como indio, otro policía, un obrero de la constricción, un cow-boy, un soldado y un motoquero, este último el líder del grupo, papel que interpretaba “Moroco” Fernández. Cuando éste irrumpe en el escenario, caracterizado y portando sendos lentes oscuros, un poco encandilado por las potentes luces de frente y hablándole a la platea, repentinamente se sumerge en el pozo que había quedado abierto, casi desapareciendo de escena y provocando un estallido de carcajadas del público. Consciente que “el show debe continuar”, se incorpora como puede y continúa el acto, dolorido y bailando al son de la música.

                                          Tampoco puedo olvidar de aquella primera actuación, la participación de Julio García con su personificación de “Palito Ortega” acompañado por la orquesta “Sacramento”, integrada en ese entonces por “Nito” Orique, Wellington Martínez, Sergio Nuñez, Sergio Sampayo y Roberto “Tortugo” Avila. Originalmente, “Palito” iba a cantar solamente un tema, pero al verse frente a tanto público, enganchaba una canción tras otra al punto que prácticamente hubo que cerrarle el telón para que parara.

                                                     ¡Habría tanto y tanto para detallar de esa primer jornada! Tantas anécdotas y vivencias. Desde la “pelea” de boxeo presentada en el informativo entre el “Corto” y el “flaco” Luis Tabárez, Carlitos Moreira respondiendo preguntas en “Morumbí”, Facet totalmente poseído por sus personajes de charro mejicano interpretando la canción de los mariachis de Les Luthiers o de Soldán en Chicos Valores; “Moroco” y el “Ratón” con su histrionismo innato, hasta los apurones “tras bambalinas” por los cambios de vestuario o de escenografía.

Viento en la camiseta

                                                El éxito de ese primer show, y la satisfacción por haber logrado además de brindar un buen espectáculo, el divertirnos increíblemente, facilitó la voluntad de seguir adelante con el grupo, como se dice normalmente, TVohoy había agarrado “viento en la camiseta”. Se hicieron un par de espectáculos más en ese mismo año, siguiendo con el repertorio original, y después en el transcurso de los siguientes tres o cuatro años se siguieron sucediendo actuaciones, en las que además de producirse nuevos “sketchs”, se fueron incorporando nuevos actores y participantes, manteniendo siempre la base fundamental integrada por los dos Carlitos, el “Ratón”, el “Corto”, el “Flaco” y el “Moroco”. 

                                                     Pronto el teatro quedó chico, y los shows se trasladaron al Progreso, donde se llegó al cenit tanto en cantidad de espectadores, como en calidad del espectáculo: ya no eran los muchachos inexpertos, se había ganado en confianza y experiencia, y eso se notaba tanto en la comunicación con el público como en la seguridad e improvisación que también marcó una impronta.
                                                Montevideo (especialmente recuerdo una actuación en el Automóvil Club), Minas y Chuy en varias oportunidades también fueron testigos del empuje y calidad logrados por el grupo. Tiempo después, si mal no recuerdo por allá por el año 90, se realizó la última función: el festejo de los 10 años de TVohoy tras algunos años de inactividad, que nuevamente conjuntó gran cantidad de público ávido por participar y contemplar el show que sin dudas marcó una época y una generación en nuestra ciudad.
                                         Hoy, casi 40 años han pasado y los veinteañeros somos sesentones. Probablemente -aunque muchos lo recuerden-, las nuevas generaciones solo hayan escuchado hablar a algún nostalgioso de esa época. Ya confirmado que se habrá de concretar el regreso de la barra a las tablas a modo de recuerdo nostálgico, para revivir momentos como aquellos y volver a ver un espectáculo inolvidable, que quizá pueda servir de agente motivacional para que nuevas generaciones agarren la posta y transiten por el camino de la creatividad y compañerismo que ese grupo logró recorrer.