sábado, 9 de abril de 2016

Urtubey... un par de correcciones y agregados

El Coronel Urtubey: servidor de la patria y de 33



El Coronel Agustín Cecilio de Urtubey Estrada, caudillo blanco de finales del siglo XIX, exponente destacado de los hombres que forjaron nuestra patria, es otro de los grandes caudillos regionales apenas recordado por la historia local, a pesar de su gran  influencia y participación en los hechos del Treinta y tres de fin de siglo.


Tercer Jefe político y de policía que tuvo nuestro departamento, creador y primer jefe de la “División Treinta y Tres” del ejército revolucionario de Aparicio Saravia, Urtubey era, al decir del periodista Constancio C. Vigil además de un “virtuoso guerrero soldado de la democracia”, un “hombre generoso, humanitario y honrado, noble y meritorio, que agotó gran parte de su fortuna personal entre patriadas y el alivio de las desgracias ajenas”.
Hombre en la paz dedicado a su establecimiento rural de la sexta sección del departamento, apenas con residencia ocasional en la ciudad capital, fue sin embargo uno de los referentes del partido nacional, fundando incluso un periódico y convocando para dirigirlo a su pariente Javier de Viana en 1890, para intentar contrarrestar la prédica política que realizaba el escribano Urrutia desde las páginas de su publicación “La Paz”.

                                            Fue Diputado por el departamento de Minas en la 9ª legislatura, de 1861 a 1864, por corto tiempo en 1875 Jefe Político de Cerro Largo, y más tarde es nombrado Jefe Político y de Policía de Treinta y Tres en julio de 1887, (el tercero luego de la creación del departamento en 1884, sucediendo a Lino Arroyo) recordándose su paso por esa institución por la generación de una serie de edictos de normas de convivencia social que mantuvieron su vigencia por muchos años en la sociedad olimareña, extendiéndose su mandato hasta marzo de 1890.
Agustín de Urtubey, tercer Jefe Político y de Policía de 33
En 1891, es acusado de insubordinarse contra el gobierno establecido del Dr. Julio Herrera y Obes, a la sazón presidente constitucional de nuestro país, en un episodio que generó un clima inusual en nuestro medio, que solamente no pasó a mayores ante su propia actitud conciliadora.
Duvimioso Terra, en connivencia con el General Latorre, exiliado en Buenos Aires, habían planeado un golpe de estado para derrocar al Presidente la noche del 11 de octubre de 1861, para lo cual habían conspirado utilizando el aparato organizado del partido nacional y convocado a muchos de sus viejos jefes. A pesar de haber requerido a Urtubey para organizar la revuelta en Treinta y Tres, éste había negado su participación por estar en desacuerdo con el método, sosteniendo que no se justificaba una lucha armada cuando se habían conquistado en revoluciones anteriores otras herramientas para dirimir los problemas que se cuestionaban, respondiéndole a Terra “condeno el propósito de convulsionar al país con una revolución descabellada”.
Tras el intento fallido efectivizado en la Villa de la Unión la fecha mencionada, Urtubey fue preso e interrogado en nuestra ciudad junto a otros ciudadanos nacionalistas a los efectos de dilucidar su participación en el hecho. Un  interesante folleto publicado por la Comisión Permanente del Cuerpo Legislativo a fines del mismo año titulado “Recopilación de todos los antecedentes que se relacionan con los sucesos políticos producidos la noche del 11 de octubre de 1891 en la Villa de la Unión”, transcribe los mencionados interrogatorios realizados a Urtubey por parte de las autoridades policiales de la época (el Jefe de Policía Joaquín Suarez y el inspector Tte. Coronel Gabriel Trelles), donde el veterano guerrero niega su participación en el hecho y argumenta sus razones para ello.

Su actividad militar


Abrazó la carrera de las armas en 1842, en el departamento de Cerro Largo y a órdenes del comandante Joaquín Diego Pereyra, batallando al siguiente año en los numerosos encuentros que el general Burgueño tuvo con el general Rivera en las inmediaciones de Santa Lucía Chico.
Pocos meses después, Urtubey figuraba en las tropas que vencieron al coronel Camacho, entre las que se encontraban la División Florida y los jefes Burgueño y Dionisio Coronel. En los años sucesivos, siguió prestando sus servicios a las órdenes del comandante Pereyra, haciendo una azarosa, cruenta y larga campaña. Se encontró en el Sitio de Minas, en el que fue rechazado el general Rivera tras tenaz resistencia. Participó en la batalla de India Muerta, una de las más sangrientas de nuestras luchas civiles.
En la campaña de 1851 tomó activa parte, desempeñando importantes comisiones –como la conducción de comunicaciones- para el general Oribe, con inminente riesgo de su vida.
En la revolución armada contra el gobierno del señor Giró, Urtubey, ya capitán, reunió tropas en Minas y se dispuso para la ofensiva. A poco, resolvió órdenes de disolver sus fuerzas, debido al triunfo de los revolucionarios. Promovida la reacción a favor del gobierno de Giró, el capitán Urtubey, comisionado por el coronel Lamas, entrevistó a algunos jefes de prestigio y preparó la reunión de tropas, trabajos que fracasaron por el sometimiento de las fuerzas revolucionarias del Norte.
En la revolución contra el presidente Bustamante, Urtubey militó entre los defensores del poder constituido, en calidad de ayudante del general Oribe.
Oficiales Blancos en la campaña de 1897
En la contienda iniciada en 1857, a órdenes del coronel Moreno, tomó parte en la acción de Cagancha; prestó sus servicios durante toda la administración de Berro, en la que fue investido del grado de teniente coronel, y por consiguiente en la guerra de Flores, que terminó con el sitio a Paysandú y la muerte de Leandro Gómez.
Como jefe superior de la división de Minas, militó en la campaña de 1870, batiéndose con bizarría igual a la de su brava tropa en Severino, Corralito, Sauce y Manantiales.
Formó al lado del general Timoteo Aparicio en la rebelión contra el doctor José Ellauri (En enero de 1875, cuando se produce el derrocamiento del Presidente constitucional José Eugenio Ellauri, el Partido Nacional, con el Timoteo Aparicio a la cabeza se ofrece para restaurarlo, lo cual no fue aceptado.)
Reunió nuevamente tropas al producirse el movimiento del Quebracho, y perseguido y herido en el departamento de Rocha, se internó en Brasil.

En 1896, el heroico veterano nuevamente vuelve a juntar su gente y se pliega al general Aparicio Saravia con la virilidad y bravura de sus mejores años. Lucha en los crudos enfrentamientos anteriores a Arbolito, batalla en la que también participó. Encargado de reunir la “División Treinta y Tres”, de la cual fue su primer jefe, fue rodeado por tropas superiores y hecho prisionero en 1897 junto a los oficiales Basilio Pimienta y Martín Lasala.
Retorna a su vida rural, en su residencia a unas 4 leguas de Treinta y Tres rumbo al paraje conocido con su nombre de la cual ya no quedan ni rastros, pero que mucha gente de edad aún conoció sobre la actual Ruta 19, donde sale el camino para el Paso de Carpintería, (como lo documenta el fragmento de plano adjunto y con aclaraciones), desde donde ya enfermo, ocasionalmente aún participa en alguna actividad social y/o partidaria en nuestra ciudad. Urtubey fallece en el año 1900, de muerte natural, a los 78 años de edad.




Algo de la historia familiar


Su padre, José Agustín de Urtubey y Farías, hijo de José Ignacio de Urtubey y Villaroel y Juana Farías de Sá, nació en el año 1792 en la provincia Argentina de Córdoba. Abrazó la carrera de las leyes, y una vez recibido como abogado es activo soldado de la independencia en su tierra natal.  A comienzos del siglo XIX se enrola en el ejército federal al mando de Artigas y tras él cruza a la Provincia Oriental. Combate luego a las órdenes de Lavalleja en la Cruzada libertadora, y es convocado en el año 1928 para formar parte de la Asamblea Constituyente que redactó nuestra primera Constitución, de la cual es uno de los firmantes.
Agustín de Urtubey Estrada

El 14 de octubre de 1821, Urtubey contrajo matrimonio con María de la Concepción Norberta de Estrada y Viana, viuda de su propio tío Francisco Javier de Viana Alzáibar, (Concepción era hija de Tomás de Estrada Monclá y de Teresa de Viana Alzáibar) con quien había tenido cuatro hijos: Consolación, Tomás, Javier y Agustín de Viana Estrada.
El matrimonio Urtubey Estrada, concibe además otros cuatro descendientes: Ignacio Faustino (26/07/1827), Concepción Melchora, Justiniano y Agustín Cecilio, nacido el 21 de noviembre de 1822, el personaje que recordamos en esta nota.
Concepción de Estrada, al enviudar por primera vez en 1820 a la edad de 34 años (había nacido en 1785), hereda de su marido, que a su vez lo había hecho de su familia, una propiedad de casi 36 mil cuadras en el entonces departamento de Minas, delimitado por los dos Olimares, los arroyos De las Pavas y Averías llegando hasta la Cuchilla Grande y el arroyo de los Ceibos hasta su desembocadura en el Olimar chico, heredad que dirige y administra luego Agustín de Viana hasta su fallecimiento en la ciudad de Montevideo, el 8 de octubre de 1836. Ella, fallecerá muchos años después, en 1878, a los 93 años de edad.
Plano de partición de las casi 36 mil cuadras de Concepción Estrada de Viana en el año 1880

De los hijos del matrimonio Urtubey Estrada, . Justiniano se casa con Clara María Felipa Villegas García de Zúñiga, al igual que Concepción, quien contrae enlace con Diego Langdon, Ignacio hace lo propio con Maria Ignacia Elena Magdalena Gowland de Acevedo, radicándose en la capital del país, y quien fuera el constructor del reconocido “Palacio Urtubey”, señorial mansión ubicada entre las calles Bulevar Artigas, Rivera y Lavalleja, en Montevideo, y que fuera años más tarde residencia presidencial del General Baldomir.
Agustín Cecilio, el primogénito, permanece a cargo de los campos familiares, que, a pesar de haberse realizado las particiones correspondientes en las sucesiones de ambos maridos de su madre, mientras ella permanece con vida continúan explotándose como un todo.
Alterna sus actividades rurales  y obligaciones familiares con un intenso compromiso político, como vimos, que pautará su comportamiento a lo largo de su vida.
Ya cuarentón, se casa con Josefa Oribe y Viana, viuda de Lasala y sobrina de su amigo y jefe Manuel Oribe, con quien tiene cinco hijos: el único varón Agustín, y cuatro mujeres: Adela, Concepción, Julia y María, y muchos de sus descendientes aún caminan las calles olimareñas.

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