domingo, 17 de noviembre de 2019

Crónica Roja Departamental


La inseguridad en el Treinta y Tres del 900







                                 Cuando estaba terminando el siglo XIX, el Treinta y Tres aldeano que apenas contaba con pocos años y encaraba sus primeros pasos como capital de un departamento recientemente creado, había vivido un período de inseguridad y salvajismo cruel, con una campaña plagada de matreros y malvivientes y una policía de la época, que al igual que en todo el país, cuidaba mucho más las influencias caudillescas, partidarias y estancieras que el bienestar y seguridad de toda la población.
                               Esto fue cambiando paulatinamente, con la captura de los requeridos y su correspondiente encarcelamiento, con la instrucción pública y los cambios políticos generados fundamentalmente a partir de las casi constantes revoluciones de la época, pero además también con mucha más profesionalización de los cuerpos policiales y sus mandos.
                                Culminado el año de 1895, la Jefatura Política y de Policía de Treinta y Tres, eleva al Ministerio de Gobierno Miguel Herrera y Obes, un informe de la actuación policial del último semestre, donde detalla no solo la actualidad carcelaria del momento, sino también en sus propias palabras están “brevemente detallados los delitos y hechos de sangre ocurridos en el departamento”, al tiempo que asegura que “los buenos resultados obtenidos se deben a la severidad y celo de la reorganización policial y seccional”, y a la “mejora sensible en las comunicaciones” consecuencia de la red telefónica policial que presta “invaluable servicio”.

                                    El informe realiza un análisis de la situación carcelaria de la Jefatura de Policía de Treinta y tres, sus estadísticas y actualidad. Comienza señalando que “La pobreza, la falta de trabajo y otras causas forzosas podrían hacer más frecuentes los robos y el abigeato por campaña, pero no ha sucedido así, puesto que apenas en los seis meses tan solo han sido aprehendidos por robo 8 individuos y por abigeato 21”.
                                    En la misma relación, a esas causas y al incesante aumento de la clase proletaria, no puede ser más reducido el movimiento de presos en el semestre referido, que es el siguiente:
                                    En el mes de julio, ingresaron a la cárcel departamental 5 presos, y salió solo uno; En agosto, también ingresaron 5, y se retiraron 6; en Setiembre entraron 13 delincuentes y salieron 8, en octubre hubieron 16 ingresos al tiempo que 18 fueron liberados, en noviembre y diciembre entraron 13 y 11 respectivamente, mientras que en los dos meses salieron 9 personas. En total, en el semestre, fueron a parar a la cárcel 63 individuos”.
                                           En lo que tiene que ver con las causas por las cuales fueron remitidos esas personas, el informe detalla, según su importancia numérica, lo siguiente:

Por Abigeato............................................. 21
Por Heridas............................................... 10
Por Robo..................................................... 8
Por Pelea .................................................... 6
Por Homicidio............................................. 2
Por Escándalo............................................. 2
Por Estafa................................................... 2
Por Deserción ............................................. 1
Por Incendio............................................... 1
Por Sodomía............................................... 1
Por Orden Judicial (otras causas)................ 9

“La existencia de presos en la Cárcel de esta Gefatura al 31 de diciembre último”, como reza el mencionado informe, era de 24 personas, por las siguientes causas:
Abigeato....................................................... 8
Heridas.......................................................... 3
Robo............................................................. 6
Orden Judicial............................................... 4
Homicidio..................................................... 1
Incendio........................................................ 1
Complicidad de homicidio........................... 1


 

                                     En otro de sus apartados, el informe firmado por el Jefe Político sostiene que “en los seis meses de que trato, la Policía ha intervenido desde el primer momento en los hechos que a continuación expongo, practicando las diligencias correspondientes y requiriendo la presencia de la autoridad judicial respectiva, sin demora alguna, para que adoptara las medidas de su competencia.

En referencia a heridas, suicidios, incendios, etc.

1º Sección Urbana:
El 14 de agosto prendióse fuego en las ropas la menor Nicasia Silva, recibiendo fuertes quemaduras que le produjeron la muerte, a pesar de que fue atendida con tiempo.
El 29 de setiembre intentó suicidarse el individuo Froilán Fleitas, infiriéndose una puñalada que resultó ser leve.
1º Sección Rural
El 29 de diciembre cayó una chispa eléctrica en la casa del vecino Balbino Techera, falleciendo la esposa de dicho señor, en el acto.
2ª Sección
El 1º de octubre fue encontrada ahorcada en el monte de Corrales la joven Flora Aguilera, de 19 años de edad, perteneciente a una familia de allí. Se evidenció que se trataba de un suicidio, ignorándose las causas que la impulsaron a tomar tan fatal resolución. Anteriormente la misma joven había intentado suicidarse descerrajándose un tiro de revólver, sin herirse.
El día 12 del mismo mes, murió repentinamente el individuo Carlos Casales en la estancia de Don Santiago Villamil.
4º Seccion
En el mes de octubre fue incendiada la casa de Don Domingo Urtubey por la mujer Manuela Rodríguez, la que desde entonces está detenida en la cárcel de esta Gefatura a disposición del Juez competente.

5ª Sección
El 16 de noviembre se hirió de un balazo el subteniente Don Diógenes García. El hecho fue casual.
El 24 de diciembre se suicidó en casa de Don Manuel Lagos, la mujer María Fuentes, que fue encontrada ahorcada en el monte de Avestruz Chico.
6ª Sección
El 22 de julio falleció repentinamente Feliciano Silva en la estancia de Miguel Revoledo.
El 29 de setiembre fue herido el individuo Pablo Pereira por el Guarda Civil Pantaleón Andrada. Habiéndo sido prendido Pereira por abigeato y encontrándose bajo custodia de Andrada, emprendió la fuga a caballo. Repetidas veces el Guardia Civil lo intimó a que se detuviera y como el prófugo no obedeciera, vióse obligado a hacerle fuego. El proyectil hirió a Pereira en el hombro derecho. Fue conducido a esta Jefatura y asistido en forma, pasándose los antecedentes al Juzgado Letrado Departamental.
El 17 de octubre fue herido de una puñalada  en la pierna izquierda el menor María Silva por Severo Llamas. Ocurrió el hecho en la casa de Don Juan José Alvariza. El heridor está detenido aquí.
El 2 de diciembre se trabaron en pelea en la casa de Don Ramón Hernández los individuos Enrique Roci y Vicario González y resultaron ambos heridos. Se encuentran los dos alojados en la cárcel de esta Gefatura.
El 29 de diciembre en la casa de comercio de Don Ambrosio De Castro se hirieron los vecinos Don Pedro Subirón y Don Anacleto Moreira, por habérsele disparado casualmente a este último una pistola. Las heridas fueron leves.
7º Sección
El 13 de setiembre suicidóse Casimiro Rodríguez, peón de la casa de Don Emiliano Eguren en Cebollatí. Rodríguez apareció ahorcado en una enramada.
El 26 de octubre fue herido Don Leandro Obaldía (hijo), según sospechas por Gerónimo Carbajal, capataz de la estancia de Don Manuel Ibarra en cuyo lugar ocurrió este suceso. Las heridas fueron leves.
El 29 de diciembre tomó una disolución de fósforos Doña Ramona Gómez de Guzmán, falleciendo a los pocos días. No se conocen las causas que motivaron en ella esa desesperante resolución.

 En lo que tiene que ver con homicidios
1ª Sección Urbana
El 1º de setiembre se trabaron en reyerta los individuos Pedro Grossi y Sixto Télis, dándole éste al primero un golpe en la cabeza con el mango de un arreador. Poco después falleció Grossi, constatándose por la autopsia que hizo el Sr. Médico de Policía que la muerte le fue producida por el golpe referido. El heridor ha sido ya remitido a la Capital, por orden del Juzgado Letrado Departamental.
4ª Sección
En el mes de julio los vecinos Juan Quintana y Pedro Guzmán, después de acalorada disputa, pasaron a las vías de hechos haciendo uso de armas y siendo gravemente herido Quintana, el cual falleció algunos días después en esta Villa. Por disposición del Juzgado Letrado Departamental, el heridor fue enviado a la Capital.

6ª Sección
El 25 de setiembre en la Escuela Rural Nº 21 sita en esa sección, fue muerto de un balazo en el cráneo el director de dicha escuela, ciudadano Raimundo Escobal. Dos Guardia Civiles de la Policía seccional que se encontraban cerca de allí y que acudieron en el momento de sentir la detonación, llegaron a la pieza que servía de cocina y en ella encontraron a Escobal en el suelo próximo a espirar, y a su lado estaba el individuo Silvestre Nalerio, quien vivía en la misma casa como peón de Escobal y de Don Francisco Gadea, propietario de la finca. Interrogado Nalerio en el acto manifestó que a él se le había caído de la cintura una pistola y que el proyectil hirió a Escobal por haberse este inclinado en el momento que el arma hacía fuego. Los Guardia Civiles buscaron enseguida la pistola encontrándola en una pila de leña en donde el mismo Nalerio la escondiera. En seguida, aprehendieron a Nalerio, a la mujer Angela Nalerio, concubina de él y al menor Juan Migues, únicas personas que había en la casa. En las declaraciones prestadas, Nalerio ha persistido en manifestar, aunque siempre incurriendo en contradicciones, que el hecho fue casual; pero evidencian que la muerte ha sido intencional, aparte de muchas circunstancias graves y fehacientes, los que siguen:
            1º- Que la mujer Angela Nalerio y el menor Juan Migues dicen que lo encontraron a Nalerio con la pistola en una mano en el acto de sentirse el tiro
            2º- Que de la autopsia verificada por el Sr. Médico de la Policía Doctor Cacheriro, acompañado del Dr. Steinfeld, resultó comprobado que la herida dada la dirección del proyectil no pudo ser producida por ningún incidente casual.
Además, se deben tener en cuenta los malos antecedentes de Nalerio, el cual figuraba con el nombre supuesto de Juan Dávila por delitos que ha cometido en otro tiempo, y que entre él y Escobal hubo una fuerte disputa el día del crimen.
Este suceso preocupó profundamente la atención general porque Escobal, joven educacionista de antecedentes muy meritorios por sus largos servicios a la instrucción pública, era muy conocido y estimado en el Departamento. No se le conocían enemigos, y nunca estuvo mezclado su nombre en ningún incidente enojoso.
El criminal Nalerio ha sido remitido a la Capital pues a pesar de la actividad desplegada, como siempre, por las autoridades judiciales respectivas, la causa sigue en tramitación.

7ª Sección
El 7 de setiembre, en la Picada de Techera (Cebollatí), fue muerto de un balazo por el individuo José María Alvarez, el vecino Don Benjamín Martínez, persona muy apreciada en aquel lugar. El heridor huyó en el acto, pasando al Departamento de Rocha y aunque los policías de aquí, en combinación con los de allá, le persiguieron activamente, no fue dado capturarlo. Facilitó su fuga que el lugar donde ocurrió esta muerte, se halla en el límite de ambos departamentos.







jueves, 7 de noviembre de 2019

Las comunicaciones


Por la época de las diligencias...







                                        Durante los primeros 50 ó 60 años de nuestra ciudad, prácticamente el único medio de transporte colectivo que se usaba para el tránsito de pasajeros y correspondencia, eran las diligencias, que a medida que se fue poblando la zona y fueron emergiendo villas y poblados a lo largo de su ruta, fueron agregando frecuencias y combinaciones que constituían una intrincada red de transporte.
                                        Cuando se fundó nuestra ciudad, como es sabido en la década de 1850, ninguna población quedaba cerca, pero a su vez la nueva villa estaba en un importante cruce de caminos “natural”  para la comunicación entre las ciudades de la zona este del país: Melo, Artigas (hoy Río Branco), Rocha,  Minas, San Carlos y Maldonado, únicas localidades de la época en el este del territorio. Las distancias desde nuestra localización, eran en casi todos los casos un poco más extensas que las actuales, debido a que las rutas en uso en ese tiempo evitaban en lo posible la mayor parte de los cruces de vías de ríos y arroyos caudalosos, pero también los grandes bañados que eran tan o más difíciles de cruzar en tiempos lluviosos que un paso crecido. Melo, Artigas y Rocha, quedaban a unas 30 leguas aproximadamente, Minas a unas 40 y era mayor la distancia aún a San Carlos y Maldonado.



                                              Por lo general, del mismo modo, esos caminos eran también los usualmente usados por las carretas de carga, por los viajeros jinetes en sus cabalgaduras o los carruajes o carros particulares.
                                              Por lo menos hasta la década de 1890, las excesivas distancias referidas implicaban que tan difíciles viajes, que duraban generalmente y como mínimo para esas distancias dos o tres días, se realizaran con frecuencias que en la mayoría de los casos eran marcadas preferentemente por el envío de las sacas de correspondencia, ya que el transporte de correo constituía, para las diligencias y sus empresarios, uno de los principales y más seguros rubros de ganancia asegurada, y a pesar de existir rutas más o menos habituales, cada diligencia, de acuerdo a sus preferencias de “posta” y a sus decisiones personales, tomaban rutas alternativas buscando mejorar fundamentalmente el flujo de pasajeros.
                                             Por ejemplo, en una publicación de Minas realizada con motivo del cambio del siglo XIX al XX, publicada en 1900, se detallan no menos de 6 rutas posibles que se usaban para el trayecto Minas – Treinta y Tres unido por diligencias. La mayoría de esas rutas, eran saliendo de Minas hacia el norte: algunas pasaban por Espuelitas, Polanco y Manguera Azul hasta Zapicán, de ahí a Cuchilla de Olascuaga, la actual María Albina hasta llegar por el camino de los Molles a Treinta y Tres; otras salían por el Cerro Arequita hasta pasar el Santa Lucia, ascendiendo por el mismo camino a veces, y otra cortando por el Paso del Rey (barra del Arroyo Malo con el Cebollatí), subiendo por Retamosa, Gutiérrez, y derivando a María Albina, o saliendo a Aiguá por el camino de los Tapes o el de Marmarajá, para luego virar hacia el Olimar costeando el Cebollatí y subiendo en el Paso Ramón Techera, por ejemplo. Todos esos caminos, además, tenían sus variantes o desvíos, motivados la mayoría de las veces por las “combinaciones” con otras diligencias que realizaban rutas perpendiculares, o simplemente por el “arreglo” o grado de amistad que tuvieran con los pulperos, comerciantes o puesteros establecidos en la ruta, o simplemente la residencia de los clientes habituales.

                                         A partir de la década del novecientos ochenta, se hizo más popular –por más corto y rápido, seguramente- el trayecto desde las terminales del tren, que en rápida construcción se acercaba cada vez más a la zona. Viejas publicaciones de periódicos de la zona, concretamente un aviso encontrado en el órgano de prensa menlense “La Verdad”, en un ejemplar de 1891, publicita el “Itinerario de Invierno” de las diligencias de Gadea y Diogo “que hacen la carrera de la Estación Reboledo a Treinta y Tres y a Artigas”, explicando que las salidas son todos los miércoles a Treinta y Tres, continuando desde ahí hasta Artigas los viernes, desde donde regresa el domingo y parte nuevamente hasta Reboledo los días martes. El aviso,  que indica además que la agencia en Treinta y Tres estaba ubicada en el Hotel El Peral de Sotelo y Ron,  también informa de las tarifas, aunque lo hace solo en el tramo desde la estación de tren hasta nuestra ciudad, que nos da la pauta de las “paradas o postas” que hacían en ese trayecto.

De Reboledo a Cerro Colorado     $ 2
De Reboledo a Mansavillagra        $ 3
De Reboledo a Illescas                  $ 4
De Reboledo a Nico Pérez             $ 5
De Reboledo a Zapicán                 $ 6
De Reboledo a Gutiérrez               $ 7
De Reboledo a T. y Tres                $ 8      

                                              Ya a mediados de la última década del siglo XIX, (La Paz, 1897) otro aviso anuncia el calendario con el que a partir del 1º de junio, José Goyoaga hará “la carrera” entre Nico Pérez y “esta Villa” asegurando que se realizaban “en combinación con el ferrocarril a la capital”.  Este anuncio incluía un viaje de ida y vuelta cada 10 días aproximadamente: por ejemplo, decía que en Julio iba a salir hacia Treinta y Tres los días 6, 17 y  27, regresando hacia Nico Pérez el 10, 20 y 31 del mismo mes.
                                               El Heraldo, de Melo, en 1898, al año siguiente, anunciaba el horario más completo de los movimientos de una serie de diligencias desde nuestra ciudad a diferentes destinos, bajo el título “Itinerario de Verano”, y estudiando este aviso se puede concluir que para la mayoría de las diligencias, nuestra ciudad era solamente agencia “de paso”.

                                                Nos informa, por ejemplo de siete líneas de diligencia que llegaban “desde Montevideo”, todas en días distintos, a cargo de los conductores Patricio Pereira, Juan Mieres, José Goyoaga, J. Rodríguez, Juan Maldonado, Alejandrino Guevara y Paulino Silveira; de ellos, cuatro (Mieres, Guevara, Pereira y Silvera) seguían su viaje hacia “Artigas”, otro, Juan Maldonado, proseguía hacia Melo, y dos (Goyoaga y Rodríguez) usaban a nuestra ciudad como su terminal. El mismo aviso, además, informa que Francisco Sosa hacía únicamente el viaje entre Artigas y Treinta y Tres ida y vuelta (más adelante en el tiempo, también se suma Serapio Téliz a este trayecto); Baldomero Martínez iba tres veces por mes a Picada de Techera (salía por Corrales del parao, cruzaba Olimar por el Paso de la Laguna y llegaba a destino, desde donde regresaba);  Guillermo Herrera también viajaba la misma cantidad de veces a Charqueada, mientras que Julián Plá realizaba con la misma frecuencia un viaje que le llamaban “circunvalación”, que salía y llegaba a nuestra ciudad insumiendo una semana en recorrer el interior del departamento por las hoy seccionales quinta, octava y sexta (Yerbalito, Yerbal, Isla Patrulla, Avestruces, El Carmen, Averías y Olimar Chico regresando a 33.


                                                     Luego de la llegada del tren a nuestra localidad a principios de siglo XX, el sistema de diligencias vio mucho más acotadas sus rutas, ya que no podían competir ni con la rapidez, ni con los precios ni con la comodidad que significaba para la época el viaje en tren, y es entonces que comienzan a tener mayor relevancia los viajes más cortos y a lugares de difícil comunicación o a los que el tren aún no llegaba. En 1905, Pedro Moreira en el diario treintaitresino                                                           El Progreso, anunciaba sus viajes a Nico Pérez “en combinación con la diligencia de Lascano del mayoral Santana Fernández, tomando la combinación en Gutiérrez”, al tiempo que anunciaba sus tarifas desde Nico Pérez: a Zapicán $1,50, a “Salaverri” $2, a “Echave” u Oficina Telegráfica $2,50, a Gutiérrez $3, a “Palacio” $4 y a Treinta y Tres $5. (Salaverri, Echave y Palacio obviamente eran estancieros en donde esta diligencia hacía posta)
                                                        Otra curiosidad de este aviso, que comunicaba que la agencia en nuestra ciudad era en la casa de comercio de Francisco Ungo, es que se da a conocer que cada pasajero tiene derecho a 20 kilos de equipaje, y que por exceso de peso, se cobrará 4 centésimos por kilo.


                                                          Por último, para cerrar este pequeño racconto sobre las diligencias y sus rutas, tenemos dos avisos de quien sin duda fue uno de los últimos mayorales en los caminos olimareños: Angel Muniz. En La Razón de 1902, anuncia sus viajes hacia Melo, especificando las paradas que realizaba en el trayecto. La primera era en los Higuerones (comercio de Juan Sala e hijo), la segunda en la estancia de Antonio Ubilla, la tercera en lo de Florencio Ortiz, en el Parao, la cuarta en Guazunambí, la siguiente en el Paso de la Cruz, llegando posteriormente a Melo. Seis pesos en total costaba el viaje completo, y las encomiendas se cobraban a razón de 3 centésimos por kilo. En El Comercio de 1912, un suelto periodístico señalaba que  “nuestros correligionarios Tomás Alzugaray y Angel Muniz acaban de establecer una nueva empresa de diligencias cuya línea a recorrer es de la Charqueada del Cebollatí a Santa Clara de Olimar”, afirmando que se auguraba que “reportará grandes beneficios al departamento” ofreciendo un “medio fácil de comunicación entre las zonas referidas”.