domingo, 3 de septiembre de 2017

Albores del futbol treintaitresino...

1906: Los inicios del balompié olimareño

                                                 Apenas comenzado el siglo XX, el fútbol hizo su aparición en nuestro medio. Impulsado en sus orígenes por “muchachos” de la época al influjo conjunto de la “novedad de moda” proveniente de la capital del país, y de la llegada de un dos grandes contingentes de hombres jóvenes, trabajadores de las obras del Ferrocarril y del Puente Viejo, y el asentamiento del Regimiento 4º de Caballería, que encontraron en el juego un camino eficaz para socializar e integrarse rápidamente a una sociedad joven.


                                               En una publicación realizada por Camilo Urueña en los años 40, el autor cuenta que en una conversación mantenida con el señor José Acevedo, éste le realizó un relato vivo y fiel de los comienzos del fútbol en Treinta y Tres, que el autor recogió y transcribió como testimonio de esos noveles tiempos, procurando, según sus propios conceptos, “conservar todo el sabor de sano entusiasmo y constructiva curiosidad que del relato emana”.
                                             Según contó Acevedo, “era un día de setiembre de 1906, que conversando con Amaranto Carrasco, cuando me interrogó si me gustaba el fútbol y al contestarle que no lo conocía, me explicó más o menos como era el juego. Unos días después y ya varios entusiasmados, a falta de pelota, conseguí en el matadero de “Juan Chico” una vejiga que inflada, sirvió para que diéramos los primeros puntapiés y tuviéramos las primeras nociones del juego”.
                                            Esa práctica, naciente, primeriza del deporte local, se realizó en un terreno baldío propiedad de la señora Sara Ferrer, del que la crónica no establece ubicación exacta. Según otra documentación de la época consultada, la señora María S. Ferrer tenía una propiedad en la intersección de las calles Dionisio Oribe y Pablo Zufriartegui, siendo la única que pudimos encontrar a nombre de Ferrer.
                                          “Para amenizar la “breg” –continúa el relato de Acevedo transcripto por Urueña-, compramos en el boliche de Nicola, por ocho vintenes, un litro de vino francés. Amaranto Carrasco, que estaba empleado en una farmacia y era por lo tanto apegado a las reglas de higiene, hizo una ranura en el tapón y por allí tomábamos. La vejiga resistió unos pocos puntapiés, pero nos divertimos bastante y tuvimos un atisbo de lo que era el juego”.
                               
         “Entonces se pensó en adquirir una pelota de futbol verdadera, pero como el encargo a Montevideo demoraría, compramos una pelota de goma de colores en la casa de Santiago Esquerra, donde hoy está “Macedo y Tomatti. Costó $ 0.90 y con ella se realizó la segunda práctica de fútbol, pero la goma estaba reseca y sirvió menos que la vejiga. Entonces, los noveles aficionados reunimos la suma de $ 5 y los enviamos a Montevideo por intermedio del mayoral Juan Mieres, para comprar una pelota, pasa tientos e inflador. La pelota vino y esa fue la base del comienzo del fútbol”.
                                         Siempre según los recuerdos de Acevedo recogidos por Urueña, los primeros “jugadores” de esas instancias fueron además del propio Acevedo y el ya nombrado Amaranto Carrasco, Casto Herrera, Emilio Zabalegui, Pancho Ungo, Esteban Marchelli, Tomás Grejo, y otros más que escapaban a la memoria del narrador, quien sí recordó que “los primeros palos para los arcos de aquella primer cancha, los hizo Domingo Setra, de la carpintería de Francisco Casañes, y costaron 5 pesos que también se pagaron por medio de una colecta”.


Primera crónica del fútbol local

                                      Algunos meses después de la primavera relatada anteriormente, en el invierno de 1907 y en el marco de las conmemoraciones del aniversario de la Jura de la Constitución, el recientemente formado “Centro Atlético Treinta y Tres” anuncia en la prensa local que inaugurará “su sección fútbol” organizando un “gran partido que se llevará a cabo entre su primer team (cuadro) y otro formado con elementos del Regimiento 4º de Caballería”, estipulando que el mismo tendrá lugar “a las dos y media en el campo que el Centro Atlético tiene arrendado frente a la Plaza General Artigas, donde se ha delineado una hermosa cancha y se ha construido un cómodo tablado para que el público pueda seguir las alternativas del viril deporte”
                                   Publicaciones subsiguientes de los medios locales, dan cuenta de la adhesión a la fiesta deportiva de la Jefatura Política y al tiempo que se aplaude “la actitud de las autoridades locales que estimulan y ayudan a difundir los nobles juegos olímpicos”, anuncian que el juego será inaugurado oficialmente con un palabras del señor Fermín Hontou, quien dará además “el primer impulso a la pelota”.
Foto tomada de internet

                                  La prensa local, además, coincide en destacar el interés que ha concitado en el sociedad el encuentro “sobre cuyos resultados se han hecho tantos comentarios y hasta se han cruzado apuestas”. “El Progreso”, al respecto, aclara “nosotros no comentamos nada porque consideramos que los teams son dignos adversarios uno del otro, y que si el cuadro del Regimiento tiene en su favor el vigor y la resistencia de sus hombres, el Centro Atlético cuenta con una excelente estrategia que puede darle el triunfo. Su capitán Mármora que ha actuado con brillo en Montevideo se encontrará fuera de su rol porque su reciente enfermedad le impide figurar en la línea de ataque, pero aún en la defensa creemos que se desempeñará discretamente”.

El partido

                                         Tal como había sido anunciado con bombos y platillos, el jueves 18 de julio de 1907 tuvo lugar lo que fue el primer partido oficial de futbol registrado en Treinta y Tres.
En la oportunidad, en la cancha ya mencionada, tuvo lugar el encuentro concertado, y la crónica de la prensa local destacó  “la numerosísima concurrencia que superó toda esperanza, pues además de hallarse allí las autoridades se congregaron muchas familias de lo más selecto y el pueblo en masa”
                                        La jornada se inició con las también anunciadas palabras de Hontou, y tras una breve introducción a cargo de la banda del 4º Regimiento que amenizó también el entretiempo, dio comienzo el esperado partido.
                                      “Los teams se presentaron vistosamente vestidos, luciendo el Centro Atlético Treinta y Tres blusa tricolor y el team del regimiento camiseta negra, pantalón blanco y faja roja”, destacaba “Vida Nueva”, que además advertía que “los adversarios se portaron caballerosamente a pesar de haber habido algunos inconvenientes que nosotros atribuimos a la incompetencia en las leyes del juego, no conocido perfectamente por los jugadores ni aún por el mismísimo juez”.
                                       “Vida nueva”, además, recoge la nómina de jugadores de aquel primer cuadro olimareño, el Centro Atlético, que según este periódico estaba integrado por “J. Sanna como Goal keeper; backs Mariano Berro y Miguel Mármora; half backs: Torres España, Grejo y J.M. Suárez; forwards: J. V. Doldán, Macedo, Marchelli, Amaranto Carrasco y A. M. Vallejo”. No pude encontrar en ninguna publicación los nombres de los integrantes del equipo contrario, supongo por el hecho que en su mayoría deberían ser soldados recién llegados a la ciudad y bastante desconocidos.
10 años más tarde, también en Vergara ya había fútbol

                                           La crónica del partido en sí publicada por el periódico “El Progreso” el 25 de julio, transcripta textualmente a continuación, demuestra a las claras el poco conocimiento del juego que existía en el medio, ya que entre paréntesis el narrador explica el significado de cada palabra nueva referente al juego que utiliza.
                                           “Los teams (cuadros) vistiendo vistosos trajes hicieron proezas mostrando habilidad y resistencia; el entusiasmo de los jugadores se traslucía por la cantidad de golpes que se propinaron, produciendo la consiguiente hilaridad en el público que siguió con interés creciente el desarrollo del torneo.
                                           Comenzó atacando con bríos el Regimiento produciendo el primer escrimage (entrevero) delante del goal (valla) del Centro Atlético, pero la defensa del cuadro local conjuró el peligro y desde entonces empezó a desplegar un juego excelente de combinación que le dio el triunfo.
                                           Durante el primer half (mitad) el Centro Atlético consiguió tres goals (tantos), el último de los cuales dio lugar a discusiones debido a la incompetencia del referee (juez) y de algunos jugadores, incompetencia que no se subsana ni con buena fe, ni con la buena voluntad que los guiaba.
                                            El segundo half se llevó a cabo con la misma fineza que el primero, y en él obtuvo el Centro su cuarto y último goal. En nuestro concepto los vencedores tuvieron mejor disposición, llevando varios ataques a la valla contraria. Los dos teams en general demostraron habilidad y resistencia, pero el Centro Atlético tiene más estrategia tanto para el ataque como para la defensa”.
                                            Otras fuentes, señalan que “entre los jugadores del Centro Atlético merecen atención especial el joven Amaranto Carrasco que hizo repetidos dribles (regateos) muy eficaces, y el goalkeeper (arquero) José Sanna que detuvo un penalty-kic (tiro directo) el cual implica un goal hecho, el más difícil de defender, y lo detuvo al pretender pasar la pelota medio metro por encima de su cabeza. Por esto mereció una ovación general. La derrota del team del Regimiento se debe en exclusividad a su goalkeeper que por falta de aptitud dejó pasar el goal por tres veces sin ofrecer ninguna oposición. Del team referido se destacaron los dos backs, que hicieron una defensa brillante, y el capitán señor Cabral”.
                                            A pesar de esta reluciente victoria, algunos días después de este partido, se anuncia la escisión de un grupo de integrantes del Centro Atlético, que deciden formalizar la creación de otra institución llamada Olimar Futbol Club, en cuyas filas formó Amaranto Carrasco, quien tiene así una calidad de triple fundador en el deporte olimareño: del fútbol en sí, del Centro Atlético Treinta y Tres, y del Olimar Futbol Club. Vale destacar que según he podido constatar, ninguna de estas dos instituciones nombradas son los antecesores directos de los actuales clubes Treinta y Tres ni Olimar.


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